Echo de menos...

Echo de menos….

Esa inocencia infantil de no pensar más allá del momento.
Esos días en los que estaba el cielo gris y mi corazón bien rojo.
La cerrazón de pensar que mi familia estaría aquí siempre.
El desconocimiento de no saber que era estar más allá.
Los veranos interminables.
Los inviernos calurosos sin abrigo en el patio.
La sensación de lejanía por alcanzar lo políticamente correcto.
La despreocupación por el paso del tiempo.
La percepción de grandeza de cosas que hoy me parecen pequeñas.
El no maximizar las cosas que de verdad eran pequeñas.
Sentirme eternamente protegida.
Sentirme eternamente libre.
Ignorar consejos útiles que parecían inútiles. Y hoy ya no lo son tanto.
Las amistades eternas que se volvieron efímeras.
Los amores que duraban hasta que tocaba el timbre de salida.
Tener hora de llegada y saber estirar las tardes.
El teléfono fijo y los pestillos de casa.
Llegar andando a todos lados. Y llegar, siempre.
Los 160 caracteres de un mensaje de texto.
Las cartas de más de tres páginas escritas a mano. Y con sello.
Las palabras que no te guardabas.
La valentía que le echabas a la vida.
Las promesas incumplidas accidentalmente.
La primera persona del plural del presente del indicativo, de todos los verbos.  

A él. O a ti. Depende de quién lo esté leyendo. 


Evii

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